En el Nuevo Testamento, Jesús resume la ley de Moisés en dos premisas: (1) Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y (2) Amarás a tu prójimo como a tí mismo (Mt 22:37-39; Mc 12:30-31; En Lc 10:27, esas palabras las pronuncia un intérprete de la ley). Es una forma de sintetizar el decálogo, que presenta mandamientos en relación a YHWH y mandamientos en relación al prójimo.
En medio de las indicaciones de amor, se encuentra el mandamiento de guardar el ‘shabbat’ (el sábado) o día de reposo. En un sentido, el descanso es mutuamente para YHWH y para el prójimo; es para YHWH en la medida que invita a su creación a una devoción exclusiva por medio de la que puede ser parte de su descanso creativo, y es para el prójimo porque obliga a las personas a cesar de su ardua labor de administrar y producir. Vemos que este Dios de los mandamientos es un Dios activo; actuó en la creación y sacó a los hebreos de Egipto para constituirlos (crear) su pueblo. Este Dios trabaja, pero la conclusión de su trabajo creativo es el descanso. Su sistema de trabajo conlleva a cesar la actividad. Lo hace por él y lo hace por amor al otro.
De acuerdo a Brueggemann,1 Dios tiene una propuesta socio-económica, un sistema que él mismo legitima y autoriza. El sistema de Faraón es uno que demanda trabajo incesable. Las personas son obligadas a producir ladrillos para la construcción de ciudades dedicadas a los dioses. Entre más producción, más plusvalía es ofrecida a los dioses de la tierra. Es un sistema económico-religioso. Es un sistema deshumanizante, disfrazado de devoción religiosa. Es un sistema abusivo.
Notemos que el mandamiento a reposar es una respuesta subversiva al sistema Faraónico. Es importante, no sólo descansar, sino hacer que otros cesen de trabajar. La santificación del día de reposo no es sólo producto de un descanso personal, sino de una fuerza social que se opone al abuso laboral. El descanso no sólo es un acto de obediencia a Dios, y un acto de recuperación individual, sino una acción social. No sólo YHWH merece devoción, sino que a la vez “el otro” merece honra, vida, familia, necesidades básicas, justicia, y derechos a lo que les pertenece. Acordarse del reposo es acordarse que la meta de la creación no fue la producción de riqueza, sino la bendición de disfrutar lo creado en comunión con Dios, y que la meta de la liberación del sistema faraónica es, en sí, la misma cosa.
1 Brueggemann, Walter. (2017). Sabbath as resistance: Saying No to the culture of now. Louisville, KY: Westminster John Knox Press.